LA INVISIBILIDAD DE LOS CIENTÍFICOS E
INVESTIGADORES JUBILADOS EN LAS SOCIEDADES LATINOAMERICANAS. UN DEBATE PARA LOS
ESTUDIOS CTS+I
Elsa Beatriz Acevedo Pineda
Red de Estudios Virtuales CTS+I
CAEU – OEI
Nuestras sociedades tienen una enorme deuda con
los valiosos aportes de sus comunidades científicas e investigativas, muy especialmente
con los investigadores jubilados, como
fuente inagotable de diversos sabes así como de importantes líneas y escuelas
de pensamiento endógeno. Sector sobre el cual lamentablemente se cierne un
imperdonable manto de olvido, no obstante haber contribuido los mismos, con
enormes aportes tanto cualitativos como cuantitativos para el desarrollo
tecnocientífico de cada nacionalidad. Aportes de gran valor para nuestra región
y para cada país de manera especial. Por lo tanto es un deber y más que ello una obligación de nuestra sociedad reconocer,
valorar y recuperar su peso e importancia en nuestra infraestructura científica
y tecnológica nacional.
Uno
de los temas más interesantes en el desarrollo del conocimiento en nuestras
sociedades, se relaciona con el surgimiento y desarrollo de sus comunidades
científicas, sobre las cuales hemos hablado ya en varios artículos anteriores
publicados en la Sala de Lectura de la OEI www.oei.es
En esta oportunidad vamos a dedicar
nuestra atención a un sector de esas comunidades científicas, muy poco valorado
y escasamente reconocido; los investigadores jubilados.
Es
necesario advertir que el presente tema es novedoso por varias razones; primero
porque es poco abordado en los estudios sociales de la ciencia, segundo; porque
a los jóvenes investigadores no les interesa mucho teniendo en cuenta que apenas
empiezan su carrera académica y científica y tercero; porque a los
investigadores mayores ya en edad de
jubilación o bien no aceptan la misma o bien esquivan el tema por el temor de
un futuro incierto.
De todas formas nos referimos a un valioso grupo humano que
durante muchos años dedicó sus mayores esfuerzos a la producción de
conocimientos socialmente apropiados, en realidades que en oportunidades no han
sido las más favorables al desarrollo del mismo.
Si
bien el retiro por razones de jubilación cumple con lo estipulado en cada
régimen laboral específico y muchos de nuestros investigadores en edad de
jubilación optan por el mismo, también es cierto que bajo las características
emergentes propias de nuestra sociedad sus aportes no pueden ni deben perder
vigencia, porque una sociedad no puede desperdiciar y menos echar al olvido
este inmenso patrimonio de conocimiento y experiencias acumuladas para el
desarrollo de una verdadera sociedad del conocimiento.
La
verdad el necesario relevo generacional no puede ser sinónimo de borrón y
cuenta nueva en materia de producción de conocimientos, porque no podemos estar
en cada momento empezando de nuevo y partiendo de cero, máxime en temas tan
importantes como lo es la producción tecnocientífica en los países emergentes.
Lamentablemente este es el panorama que se
vive en aquellas sociedades con bajo nivel de desarrollo y escaso estímulo y reconocimiento de sus
comunidades científicas.
De
otra parte si bien es cierto que es imposible obstaculizar el ascenso de las
jóvenes generaciones al mercado laboral académico e investigativo, también lo
es la necesidad de conservar ese vínculo con los investigadores jubilados, como
formadores de nuevas escuelas de pensamiento crítico, en sociedades con un
claro rezago en cuanto a la valoración de sus recursos humanos se refiere.
En
este estado de cosas observamos dos claras tendencias; la primera representada
por la presión que viven los
investigadores de mayor edad para que se jubilen, se retiren y dejen el “campo
libre” a quienes deben seguirles por edad, por renovación y porque la ley así
lo estipula. La segunda porque existe
otra tendencia en cabeza de aquellos investigadores que temen por el
significado futuro de este retiro (aunque algunos lo hacen gustosamente y se
desvinculan por completo), pero por lo general se siente un ambiente de zozobra
socio económica, laboral, sicológica, de
temor, e inseguridad por falta de vinculación, actividad y apoyo institucional que un retiro implica, además de la falta de
reconocimiento y lo que es peor de visibilidad para continuar investigando así
sea de medio tiempo y aún por horas.
En
verdad nuestros Sistemas Nacionales de Ciencia, Tecnología e Innovación no
contemplan estas situaciones de amplias implicaciones humanas y de valoración
de la tradición investigativa de las regiones y del país en general.
Estamos
seguros que si en nuestras sociedades se hace una convocatoria a los
investigadores jubilados que deseen continuar contribuyendo al desarrollo
tecnocientífico nacional, la respuesta dejaría asombrados a más de uno.
Surge
entonces una pregunta; dónde están, qué hacen esos investigadores? la respuesta
es verdaderamente difícil de responder porque
no existe una base de datos al respecto y a eso se le suma que cada año salen a
retiro por razones de jubilación nuevos investigadores.
Lo
que si es cierto es que el país los necesita en muchos frentes por ejemplo;
como asesores y tutores científicos, conferencistas, directores de tesis y de
proyectos de investigación, formadores de semilleros de investigadores,
gestores de ciencia y tecnología, consultores y asesores independientes, así
como en la producción de artículos y materiales científicos, o aportando su
experiencia a la gestión de conocimiento, proponiendo orientando y asesorando
cátedras sobre temas de actualidad, igualmente como evaluadores de artículos de
revistas científicas, miembros de comités editoriales, jurados de tesis de
pregrado y posgrado, pueden igualmente apadrinar investigadores, orientar Clubes
de Ciencia, pertenecer a Comités Científicos de diferentes instituciones y
desempeñarse con excelencia en la diplomacia científica, campo aún inexplorado en materia de oportunidades
laborales, investigativas, de administración y gestión para las comunidades
científicas.
De la
misma manera las universidades pueden y deben conformar equipos de asesores y
consultores para sus rectorías, consejos académicos y de investigaciones así
como en la orientación de programas estratégicos para cada contexto. En otras
palabras los investigadores jubilados
representan en resumidas cuentas un tesoro para cada país que bien vale
valorarse.
La
tarea es verdaderamente novedosa se trata nada más ni nada menos que de “reinsertar”
al flujo científico nacional y al desarrollo tecnocientífico de manera
especial, a este valioso equipo humano y científico dotado de enorme
trayectoria y enorme experiencia.
La
verdad es que en nuestros países existe muy baja valoración de tan importante
recurso humano e investigativo, considerando que el retiro de la vida laboral,
significa un corte radical con sus vocaciones investigativas, cuando en
realidad muchos de ellos tienen muy arraigado su compromiso social, con el
desarrollo y producción de nuevos conocimientos de amplio beneficio para cada
uno de nuestros países.
En
estas condiciones vale la pena anotar que quienes se quedan en los laboratorios
y centros de investigación y aún en la docencia, lo hacen más por iniciativa
personal que por políticas institucionales.
También
es cierto que no se puede comparar la situación de los científicos e
investigadores jubilados que viven en los centros de mayor desarrollo, con la
marginalidad de los mismos en las regiones apartadas de cada país,
caracterizadas por manifestar menores posibilidades para seguir desarrollando
actividades de carácter científico e investigativo.
Todo
lo contrario sucede en otras latitudes como por ejemplo en Europa, Estados Unidos y en nuestro ámbito regional en
Cuba, en donde no existe límite de edad ni en servicios ni en capacitación para
el personal de la ciencia, y los científicos de mayor edad disfrutan de una
serie de reconocimientos, respetabilidad y visibilidad así como autoridad para
dirigir estrategias en ciencia, tecnología e innovación.
La
verdad es que en nuestro medio no existen estrategias institucionales
encaminadas a preparar si se permite el término, a quienes se encuentran en las
puertas de su retiro laboral, académico, científico e investigativo. Los
centros de educación superior hacen cursos de inducción a los jóvenes
profesionales que ingresan, pero no tienen estrategias sicosociales que
preparen a sus próximos jubilados. Por esta razón muchos insisten en quedarse
no obstante sientan un cierto choque generacional frente a las nuevas
vinculaciones.
Lamentablemente también hay que reconocer
que un sector por suerte minoritario se
resiste a salir porque temen perder los
privilegios que año tras año les brinda el “turismo académico,” con todos los
privilegios que ello implica. Este es un
fenómeno que retrasa el necesario relevo generacional que tarde o temprano debe
darse al interior de la academia. Sea como sea lo cierto es que nuestras
cafeterías universitarias se ven llenas de jubilados que por diferentes razones
no pueden romper el cordón umbilical con su Alma Mater.
Situación
que representa un cuadro verdaderamente dramático cuando en la realidad a los
investigadores y científicos jubilados les queda al terminar su período de
vida al interior de la academia aún muchas
cosas por hacer” y esta ambivalencia genera una enorme zozobra en este proceso
de cerrar una puerta y dejar ir una etapa, precisamente por la falta de
posibilidades que brinda el medio externo.
No
obstante debemos reconocer que ante los enormes recortes presupuestales para la
I+D+I en donde ni siquiera se asignan partidas presupuestales pata las comunidades
científicas jóvenes, y sus grupos de investigación existen apenas lógico que
existan menos posibilidades para los investigadores jubilados.
Otro
aspecto especialmente sensible es el relativo a la baja cultura de respeto y
reconocimiento que ellos mismos merecen. Cuando existe la creencia que a los
jubilados como ya reciben su pensión no se le paga ningún salario por sus
contribuciones, cuando se encuentran ya fuera del medio académico. Y lo que es
peor plantean que los jubilados por su categoría y experiencia deben realizar sus
actividades en calidad de voluntariado
como si se tratara de actividades para la Cruz Roja Internacional!
En
consecuencia es lamentablemente penoso tener
que reconocer que en nuestra sociedad ni existen presupuestos, ni
ofertas laborales para este valiosísimo capital Humano. Como consecuencia de lo
anterior, todas las propuestas, aportes, proyectos obedecen a iniciativas
personales de los mismos.
Además
de lo anterior es necesario establecer una clara diferenciación al interior de
los académicos e investigadores en edad de jubilación: A) Quienes además de no
aceptar la realidad de su período de retiro, persisten en quedarse en sus
puestos laborales aún a sabiendas que con ello impiden el necesario y relevo generacional que debe darse. B) Quienes
aceptando el retiro por edad y servicios prestados desean seguir de alguna
manera vinculados a las mismas actividades pero de forma externa a través de charlas
y conferencias, y algunas horas cátedra; C) Quienes aceptando su retiro se
abren a nuevas posibilidades bien sea capacitándose en otras áreas diferentes a
las de su desempeño tradicional o liderando procesos novedosos que involucren
nuevas áreas de pensamiento. Y D) Quienes desean un retiro definitivo y esperan
dedicarse a descansar viviendo y disfrutando a su manera las nuevas experiencias que la vida les ofrece.
En
todas estas versiones lo que hay que comprender es que no se trata del último
período de la vida académica sino una nueva oportunidad para abrirse a nuevas
experiencias, personales e investigativas. De lo que se trata es de empezar a transitar
por nuevos caminos con pasos mucho más seguros, gracias a una valiosa
experiencia acumulada.
En consecuencia existen numerosas opciones
para los científicos e investigadores
jubilados, y esta es una tarea que recae en todos y en cada uno de nuestros
Sistemas Nacionales de Innovación.
Desde
los Estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad hacemos un llamado a insertar
esta realidad contextual dentro de nuestras investigaciones, gestiones y
divulgaciones científicas.
BIBLIOGRAFÍA
RECOMENDADA
Bueno,
E. El capital intangible como clave estratégica en la competencia actual.
Boletín de Estudios Económicos, 29-38, 1998
Muñoz
Luisa Fernanda y Marcela Sánchez Torres. Caracterización de las actividades
realizadas por los docentes jubilados en IES propuesta metodológica.
Universidad Nacional de Colombia http://Disi.edu.co/~jmsanchezt/unal.edu.co
documentos
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